lunes, 1 de abril de 2013

CASTILLO EN RUINAS (una historia casi "real")





Ella sabía que ya no era joven, ni tenía la belleza de antaño y que debido a un problema hormonal, había engordado considerablemente..

Estaba casada desde hacía muchos años; sus hijos ya casados, vivían a varios kilómetros de distancia; tenía nietos hermosos y sanos.
Muy dentro suyo se sentía joven, como si los años no hubieran caído sobre su cuerpo “como lluvia fina”, como si los años la hubieran olvidado o evitado, o esquivado, ... Ella lo creía, y era feliz creyéndolo.

En el fondo de su corazón pensaba que su esposo amado la seguía viendo bella - como ella lo veía a él - aún con la belleza de la vejez y de las canas…pero bella y grácil.
Pero no era así y lo comprobó de una manera cruel.
Ese día se abrió a su amiga y le contó de cómo lo supo y de qué manera dolorosa.
Necesitaba decirlo, sacar el dolor de su pecho, que como agua estancada en un aljibe en desuso, la estaba enfermando.

Necesitaba decirlo y oírselo decir en voz alta a sí misma,  oír su voz, pero a la vez,  como si estuviera presenciando una obra teatral y ella sentada en la platea viendo a los actores.
Y así... comenzó lentamente a contarlo
hubiera dado lo que me queda de vida (aunque sé que no es mucho ofrecer) para seguir con la ilusión de que él me seguía viendo linda, atractiva… y todas esas cosas que yo me creía antes, porque él me lo decía siempre.Pero una simple charla en una simple reunión de amigos, me abrió los ojos y me rompió el alma de golpe y sin previo aviso.
Estábamos cenando con una pareja más joven que nosotros y mi marido analizando la parte social del pueblo en donde vivíamos dijo de repente:
“aquí miran fijamente y no sé por qué! ¿quién nos va a mirar?, si fueras tú (le dijo a la joven que estaba sentada del otro lado de la mesa) rubia y joven… pero a nosotros…. bueno, por lo menos a mí...” ( lo quiso arreglar un poquito eludiendo mis ojos) pero el daño ya estaba hecho, la daga había atravesado mis carnes. El malvado “nosotros” ya había sido pronunciado y me estaba destrozando.
Pedantería? dices, ¿coquetería? insinúas... ¿ falta de ponerme en mí lugar y en mi edad, en mi tiempo y espacio (aunque ya muy ajustado)…? Acaso un poquito de cada cosa en pequeñas dosis, sólo lo justo, solo por ser mujer.
Pero lo realmente doloroso de todo eso, es la manera que mi esposo, mi amado de toda la vida… me está viendo y quién sabe desde cuando.
¿Y yo qué hago ahora?
¿ me dejo morir gorda, fea, vieja y canosa?
¿ me invento un cuentito de hadas, donde seguimos felices y comiendo perdices?
¿ me pongo a llorar como loca?
¿Se lo trato de explicar lógica y filosóficamente para parecer más importante y dueña de mis actos y sobre todo,para que no me tenga lástima?
y… si como respuesta, recibo un “estás buscando problemas de nuevo”...
¿que hago? …
.......................................................
Me siento tan triste y tan fea de golpe.
Además, ese mismo día, como broche de oro, al tratar de bajarme del auto con mucha dificultad por mis quilos de más y el reuma asolador, le pedí que abriera un poco más la puerta porque no podía bajarme, y entonces lo oí diciéndoles a nuestros amigos....:
“ no es la puerta, son los kilos”. (y se reía... se reía de mí !)
Ah! en ese momento me doblé de dolor, pero de dolor en mi corazón, aunque sano, pero roto de pena.

Mi dolor es doble: ya no soy más su princesa y ya no tengo a mi lado a mi noble caballero, ése que me veía hermosa…y me lo decía.
¡ Qué tonta…cuánto hacía que no me miraba en el espejo ¡ Pero mirarme de verdad…!
Aquel muchacho que estaba tan orgulloso de mí, de su esposa, aquél que era gentil y delicado ¿dónde está? Acaso lo aplastó la vida, mis kilos, la vejez? o acaso ¡ nunca fue real !
Ya todo acabó… y tengo ganas de morirme. Se quebró el encanto y a partir de eso lo miro y no lo reconozco. No lo siento mío ni le pertenezco… Estoy en otra dimensión que no es la mía y ahora creo que nunca estuve allí !
Sólo te pido un favor: no me pidas que te cuente nada más, déjame sacar este dolor inmenso de a poquito…y en soledad…. a ver si puedo. Y de no poder tendré que continuar mi camino con él, arrastrándome junto a ese hombre que ya dejó de ser mi ilusión de vivir.
Y por favor, trata de olvidar lo que te conté.
No le tomes rencor… él también ha envejecido y todavía no lo sabe……….
pero yo lo sigo amando, tal vez más que nunca, tal vez de otra manera, pero lo sigo amando como cuando empezamos nuestras vidas juntos...
¡Qué pena todo esto …!”

Y se fue caminando triste y lentamente hacia su casa, esa que había sido su castillo y ahora estaba en ruinas y donde seguía morando un“Príncipe Azul” avejentando y solo, sin su princesa, que ahora, tan solo era,  una mujer que lo acompañaría en su camino hacia la nada.


              Y yo me quedé llorando por ella, por él y por mí…

7 comentarios:

Jorge Martín dijo...

Es dura la realidad cuando no nos adaptamos a ella. La vida nos va cambiando física y espiritualmente y debemos adaptarnos a esos cambios y vivir cada etapa de la vida de la mejor manera posible...

Mabel G. dijo...

Es una realidad a la que debemos adaptarnos, no como esta pobre mujer de mi cuento, que se derrumbó, como su "castillo".
Gracias Jorge, amigo! Un abrazo.

Unknown dijo...

¡Muy lindo tu cuento Mabel...! Es dolorasamente "real" pienso que no hay nada mas cruel que el paso del tiempo, todo lo destruye, lo desgasta y duele mucho adaptarse a él...de hecho,personalmente, es lo que más me cuesta aceptar y reconozco que no está bien ser así y se debe "trabajar" todos los días en ello. Abrazo y felicitaciones...una vez más.

vivi dijo...

Que historia Mabel !!! vivida por muchas personas tal cual o peor... Reconocer el paso del tiempo y sus huellas, como postea Maria Antonieta ...requiere un trabajo permanente con nuestra psiquis...transmutar nuestra vida de joven a una sólida existencia de "gente grande" es un desafio y una prueba de nuestro valor.
Abrazos

Mabel G. dijo...

María Antonieta y Vivi, mis dos queridas amigas.. ¡gracias por vuestros comentarios ! Mi cuento, es realmente un mensaje para pensar en que nada es estático, que todo lo cambia el paso del tiempo, pero los sentimientos ,entre los que se encuentran el respeto al otro, al ser que fue en algún momento (o o lo sigue siendo) el amor de la vida, deben quedar límpidos y sin contaminaciones.
Un beso enorme a las dos....

Mabel G. dijo...

Anónimo dijo...
Mabel es hermosa esta narracion,pero creo que la protagonista de la misma debe pensar mas en sus valores, que evidentemente son muchisimos
y no en lo que piensa su compañero de su aspecto fisico(que obviamente es importante)sino en esos pensamientos brillantes y despojados de todo egoismo
que ella tiene,que la hacen ,lamas bella y mas joven de todas las mujeres,besos mil. Graciela Rossi

3 de abril de 2013 07:08

Mabel G. dijo...

Gracias, Grace... copié tu correo porque encontré tus palabras bellamente sabias ( o sabiamente bellas).
(por error, lo había publicado en el otro post, pero ya lo borré)
Besos, amiga.